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Mi contexto y yo

En esta entrada vamos a abordar el tema del contexto porque es un punto fundamental para entendernos como individuos.


Todos hemos escuchado innumerables veces que somos personas únicas e irrepetibles (algunos sin creerlo, otros haciendo gala de su individualidad). Y por más que esto suene trillado, lo somos. Estamos conformados por un cúmulo de coincidencias genéticas, experiencias, aprendizajes, contextos familiares, sociales, incluso mundiales, que nos llevan a ser la persona que somos y a interpretar la vida a partir de un punto de vista único.


Dentro de este planteamiento es importante entender dos cosas fundamentales:

EL CONTEXTO INTERVIENE EN NOSOTROS y NOSOTROS INTERVENIMOS EN EL CONTEXTO


No podemos separar esta interacción. Bien lo sabemos desde la primaria: “somos seres sociales” y esa sociabilidad tiene implicaciones tanto positivas como negativas. Los famosísimos pros y contras.

Sacaré a relucir la Teoría ecológica, postulada por un hombre cuyo nombre me cuesta mucho pronunciar, “Bronfrenbrenner” (1987). El enfocaba su trabajo en la familia y nos hablaba de que era un microsistema en relación con otros microsistemas (por ejemplo, otras familias) y a la vez inmerso en sistemas más amplios. Nos habla de cómo la familia interactúa con otros sistemas inmediatos como la escuela, el trabajo, la familia extensa, hasta sistemas más amplios como la comunidad, el formar parte de un municipio, de un estado, un país, hasta hablar de un sistema socio-cultural. (Por ejemplo, el sistema capitalista, tener cierta religión, o formar parte de la cultura occidental). Y a su vez la familia tiene sistemas más pequeños, como los padres, los hermanos y finalmente el individuo.

Retomo esta teoría porque nos habla de la dimensión que tiene el contexto hacia nosotros. La manera en la que interactuamos de primera mano en los sistemas cercanos, hasta la manera en la que estamos empapados del sistema sociocultural van a repercutir en nosotros.


No es lo mismo vivir en el norte del país que en el sur, no es lo mismo vivir en un clima cálido que en uno lluvioso, y por supuesto, no es lo mismo tener una familia conformada por ambos padres y cinco hermanos a tener un hermano y padres divorciados. Y no es que ninguna de estas asunciones esté bien o mal, simplemente son características que nos llevan a interactuar de una manera u otra, que inconscientemente forman parte de nuestras decisiones y siendo más atrevidos, que nos llevan a crear una idea de la NORMALIDAD, (que retomaré en otro post) que termina conformando nuestras expectativas para la vida futura.


Hasta aquí queda muy claro la parte de “el contexto interviene en nosotros”, pero entonces ¿Dónde queda nuestra intervención? ¿Era eso una mentira esperanzadora?

No, las acciones que llevamos a cabo cada día también intervienen, desatan una espiral de comportamientos en las personas más cercanas a nosotros, que nos pueden hacer la vida llevadera o crearnos un campo de batalla alrededor. Y esto pasa con la familia y con contextos más amplios como el trabajo o la escuela.


Todos tenemos al compañero “odioso” que nos habla de forma autoritaria y nos hace querer entregarle las cosas mal, en una especie de venganza, pero ¿Alguna vez hemos notado que hacemos caras antes de saludarlo? Sabemos desatar un buen pleito al preguntarle a la pareja ¿A quién fuiste a ver?, o al hacerle caras a nuestros padres cuando nos intentan dar un consejo, pero también sabíamos de niños, que hablarle de cierta manera a nuestros padres lograba que nos comprarán un juguete, coqueteamos con nuestras parejas, o sabemos como adular al jefe.


Retomo el inicio del post, tener claro nuestro contexto nos lleva a entendernos, a comprender porque estamos actuando de cierta manera. Es importante tomarnos un momento para pensar en este engorroso tema, porque si no somos conscientes de lo que sucede en nuestro contexto más cercano, este nos puede absorber.


Y ahora un espacio de publicidad de mí trabajo clínico: La terapia es un gran aliado en este proceso. A veces las grandes crisis que enfrentamos tienen que ver con como estamos siendo en un determinado contexto. Y al rastrearlo y entenderlo, podemos comenzar a avanzar hacia otra dirección. Por otro lado, entender nuestro contexto también nos habla de entender nuestra historia y ese es un proceso que nadie debería evitar, porque hay mucha de nuestra riqueza escondida ahí.




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