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El duelo

Relacionamos los duelos directamente con la muerte, pero en sí la pérdida de cualquier objeto de apego provoca un duelo: una ruptura en la pareja, la pérdida de una mascota, un cambio en el trabajo, cambio de domicilio, el fracaso en un proyecto, el proceso de una enfermedad, en algunos casos incluso la idealización de algo nos puede llevar a un duelo.


Voy a describir las etapas del duelo definidas por la psiquiatra suiza Elizabeth Kübler-Ross, pero hay que recordar que esta división es meramente académica ¿Qué quiero decir?


Si bien es muy probable que todos pasemos por estas etapas, no siempre tiene porque ser así. No es un hecho que pasemos por ellas en orden, que estén bien definidas o que duren lo mismo, es más puede ser que jamás experimentemos algunas y eso esta bien. Este proceso va a depender de la relación que se tenía con aquello que se perdió, del tipo de pérdida y de la historia de cada persona. Por lo que se vuelve un proceso único.


1-Negación:

Es una reacción que suele producirse después de la pérdida. Tiene que ver con la sensación de incredulidad “esto no puede estar pasando”, o “no me puede estar pasando a mí”. Se puede vivir como la sensación de estar en un sueño, como restarle gravedad a la pérdida o en algunos casos aparece en el actuar “como si nada hubiera pasado”


2-Ira:

En esta etapa aparecen sentimientos de enojo, frustración e impotencia. Tienen que ver con darse cuenta de la gravedad de la situación y se puede atribuir a un tercero la pérdida. Suele ser intensa e ir acompañada de culpa, sobre todo, en casos donde hubo un fallecimiento repentino. Hay que tener cuidado con no quedarse atrapado en esta fase y poder despedirse del objeto amado.


3-Negociación:

En esta fase se comienzan a explorar las cosas que pueden hacerse para revertir la pérdida. Esta etapa se explica fácilmente en dos casos: Uno es en una ruptura amorosa, es esta etapa dónde se cree que el otro o que uno mismo ya cambio y que hay oportunidades de volver, incluso puede haber regresos con la pareja que vuelven a fracasar. El otro caso es en el diagnóstico de una enfermedad terminal, donde la persona se niega a aceptar el diagnóstico y prueba todas las opciones, incluso las más alternativas.


4-Depresión:

En esta etapa se asume la pérdida como algo irremediable y se comienza a conectar con el dolor que deja la ausencia. En esta etapa es común aislarse, abandonar algunas actividades. Es importante llorar mucho, permitirse sentir y sacar todas las emociones, y también tratar pese a lo difícil que pueda ser de mantener contacto con los demás. Aún cuando lo que más se desee sea el aislamiento, este no suele ser la mejor opción. Hay que recordar que no estamos solos en estas etapas y que este es el camino para aprender a vivir después de la pérdida.


5-Aceptación:

La aceptación supone una comprensión de lo sucedido como una etapa normal de la vida, por lo que inaugura una etapa de vida después de la pérdida, donde se pueden seguir viviendo cosas buenas. Es importante mencionar que la aceptación no implica olvidar. No es que un día te levantes con amnesia y sepas que ya sanaste, es más bien como una herida que ya cicatrizo, que ya no duele, pero que seguiremos recordando.



Vuelvo a mencionar que los duelos son únicos, nadie afronta las situaciones de la misma manera, por lo que hay que tener paciencia con aquél que vive uno. No esperemos que la persona que acaba de perder a alguien de inmediato continúe con su vida como si nada, pero tampoco juzguemos si alguien pasa un tiempo sin expresar emociones antes de lograr aceptar la pérdida y llorar.


Si tienes a alguien en duelo, lo mejor que puedes hacer es escucharlo incansablemente, permitir que vaya viviendo las etapas, pero también apoyarlo a que no quede atrapado en ninguna y en caso de ser necesario alentarlo a que pida apoyo profesional. Sobre todo, si ubicas que la persona parece estar cayendo en una depresión intensa, si comienza a usar alcohol o drogas para escapar del dolor o incluso menciona reunirse con el ser amado que ha perdido.


Si tu estas en duelo, permítete sentir las emociones, date tiempo para enojarte o para llorar. Busca maneras de canalizar todo lo que sientes, ya sea hablando con tus amigos y familiares, viendo una película que te ayude a identificarte, escribiendo y retomando tus actividades poco a poco. Pero sobre todo ten paciencia. Este es un proceso lleno de altibajos, habrá momentos de tranquilidad y otros de mucho dolor, pero poco a poco volverás a aprender a sonreír y serás capaz de mirar el pasado sin dolor.



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